La minería
metálica en El Salvador, al igual que en otros países de Latino américa y el
mundo ha generado graves violaciones a derechos humanos, las poblaciones tienen
que lidiar no solo con la escasez y contaminación del agua, sino con la amenaza
permanente a la salud y a la vida, la contaminación a los suelos cultivables,
etc. Además de afrontar con problemas sociales que se originan por las falsas
expectativas que las empresas generan entre los pobladores; pero ¿cómo afecta
esto a las mujeres?
En el Municipio
de San Isidro en el Departamento de Cabañas, al norte de El ¨Salvador la
empresa canadiense PacificRimtenía todas las intenciones de explotar la mina El
Dorado, para lo cual inició una campaña en el año 2005 de engaño y desinformación
junto a las autoridades edilicias y diputados de derecha que vendieron a las
comunidades, la minería como fuente de progreso y desarrollo, sin explicar sus
efectos negativos.
En San Isidro, en
la medida en que los hombres ingresan a la mina a trabajar, las mujeres asumen
el cuidado de los hijos e hijas y de los adultos mayores, así como la carga
doméstica, que si bien es cierto históricamente ha sido relegada a las mujeres
(trabajo del cuidado) en lo rural los hombres asumen algunas tareas que debieron
ser recargadas a ellas como rajar leña,
ir al río a buscar agua, cuidado de animales y aves de corral, etc.
Así mismo han
tenido que sufrir la pérdida de la paz y la tranquilidad por las divisiones
surgidas tanto al interior de las familias y de las comunidades, como entre
generaciones, debido a las posiciones encontradas frente a la minería y a la
estrategia de compra de voluntades y al rompimiento del tejido social promovido
por la empresa PacificRim.
Las mujeres han
sido víctimas de críticas, descalificación y culpabilización por la pérdida de
empleos, debido a la oposición de las liderezas contra la minería; a la incertidumbre ante el riesgo de desarraigo si son obligadas
a vender sus tierras o tienen que desalojar sus lugares de origen por la
contaminación. Al temor, como resultado de la difamación y las amenazas a
personas líderes y liderezas, activistas
ambientales, el hostigamiento de la PNC a personas jóvenes en espacios públicos,
los intentos de asesinato y los asesinatos de personas que se oponían a la minería
ha afectado la salud mental, además de poner en riesgo la vida de ellas, pero
también han sido expuestas al sentido de desprotección debido a la impunidad y
la pérdida de confianza en el Gobierno Municipal y otras instituciones del
Estado, con sospechas de compra de voluntades y corrupción.
A pesar de todo
lo anterior, es admirable la firmeza y decisión con la que las mujeres han
asumido la lucha por la vida, por defender el agua y sus tierras en San Isidro,
por defender al Titihuapa como fuente de vida para las comunidades del
Departamento, con lo cual mujeres y hombres han logrado organizarse comunitariamente, lo que les
permite ser más fuertes en su lucha y junto a otras comunidades y
organizaciones a nivel nacional lograron detener la explotación minera en el
país, obligando a los políticos y candidatos presidenciales a pronunciarse públicamente en contra de esta
actividad destructiva.
Actualmente El
Salvador enfrenta una demanda por $301 millones de dólares en el CIADI, dependencia
del Banco Mundial, por no permitirle
explotar la mina El Dorado en San Isidro, y ahora viene la Oceana Gold, quien ha comprado las acciones
de la Pacific Rim, buscando insertarse en la comunidad por medio de la
“Fundación El Dorado” contratando a personas para que realicen labores de
limpieza y ornato de las instalaciones de la mina, tratando de ganarse la
voluntad de las personas, burlándose descaradamente de su inteligencia como si
no tuvieran memoria y ya hubieran olvidado el daño que generaron en el 2009.
A casi un año de
haberse realizado la última audiencia el CIADI sin que se dé a conocer la
resolución final las mujeres junto a los hombres, niñas y niños y adultos
mayores en San Isidro, mantienen la
firme su convicción de luchar y resistir contra la minería en El
Salvador, fortalecidas en su auto-estima y su sentido de dignidad como
ciudadanas sujetas de derechos, e integradas al Movimiento Unificado Francisco
Sánchez 1932- MUFRAS-32, demostrando por medio de las “Alternativas Económicas
Sostenible” que se puede llevar desarrollo a las comunidades sin exponer la
vida de las personas a actividades destructivas y altamente contaminantes,
promoviendo la economía social solidaria y el cooperativismo como una opción de
vida, continuaran organizándose y movilizándose hasta
lograr la prohibición de la minería metálica en El Salvador.
Autora: Zenayda Serrano
Movimiento
Unificado Francisco Sánchez 1932
MUFRAS-32
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